Paso a paso, cómo funciona una red de narcotráfico

La increíble trama que asocia a carteles internacionales con mafias locales, políticos y policías corruptos en la venta de drogas y el blanqueo de las ganancias
Pablo Escobar Gaviria fue la cara visible del narcotráfico en Colombia y en casi todo el mundo desde fines de los ’70 hasta su muerte en 1993. Como líder del temible Cartel de Medellín, controlaba todos los eslabones del negocio de la droga en el país, como un verdadero emperador del crimen organizado.

Hoy el narcotráfico funciona de una manera completamente diferente. Ya no existen figuras ni organizaciones capaces de acaparar la totalidad de la producción y la comercialización de estupefacientes.

Pero lejos de haberse debilitado, esta transformación lo fortaleció. Hoy se extiende por todo el continente americano como una red en la que se vinculan una multiplicidad de actores políticos y económicos, nacionales e internacionales, legales e ilegales, que se vuelven casi imposibles de controlar.

La conformación de la red

El narcotráfico suele montarse sobre redes preexistentes. Pueden ser familiares, o bandas que se dedicaban a otro tipo de delitos y que tomaron la decisión de entrar al mercado de las drogas.

En cualquier caso, el común denominador es que cierta parte de la elite polítca y de las fuerzas policiales termina participando del negocio.

Distintos grupos se asocian y se distribuyen las tareas. Algunos tienen presencia directa en el territorio y se ocupan de la venta al menudeo, otros se encargan del transporte del producto, y una superior se encarga de establecer vínculos con las instituciones políticas y económicas.

«Es muy importante tener en mente que el narcotráfico vincula estructuras transnacionales
con estructuras locales.  Las primeras necesitan de una base territorial, que se construye a partir de estructuras ya existentes», dice, en diálogo con Infobae, el politólogo colombiano Juan Carlos Garzón Vergara, especialista en narcotráfico y crimen organizado del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Centro Woodrow Wilson.

«Por ejemplo, en México y en Colombia utilizan pandillas y otras formas de delincuencia juvenil, que son útiles porque proveen protección a las transacciones y distribución local de drogas», agrega.

Estas pequeñas bandas que están en los barrios marginales de las grandes urbes y que se dedican a la venta minorista son la parte más visible del narcotráfico. «Son también la más desechable, la que se renueva más fácilmente», dice.

«Pero hay otras personas que tienen un papel muy importante -continúa Garzón- articulando la cadena con la economía nacional. Son el político que transa o el empresario dispuesto a lavar dinero, y constituyen los nudos más importantes de la red, a pesar de que casi nunca salen en las portadas de los diarios».

La producción

La producción de cada tipo de droga requiere distintas formas de organización. No es lo mismo la cocaína que la marihuana o la metanfetamina.

La sustancia que más se ha podido estudiar, a pesar de lo difícil que es develar el funcionamiento de la economía ilegal, es la cocaína. Los tres principales centros de producción son Perú, Bolivia y Colombia, lo cual se vincula directamente con las necesidades climáticas que requiere el cultivo de la coca.

«Hay diferencias entre los tres países. Por ejemplo, en Perú priman las estructuras familiares que sólo se ocupan de sembrar, cosechar y vender la la coca. En Colombia el funcionamiento es más complejo, porque hay campesinos que cultivan en zonas de escasa presencia estatal y luego la venden al grupo narco que esté dispuesto a comprarla, ya sean bandas criminales o guerrillas», explica Garzón.

Después viene la etapa del procesamiento de la coca y su transformación en cocaína. «Allí hay una multiplicidad de actores y de formas. Hay laboratorios o cocinas en zonas rurales alejadas, pero cada vez más aparecen también en los grandes centros urbanos», agrega.

En esta etapa es fundamental la disponibilidad de precursores químicos, sustancias que pueden ser perfectamente legales y utilizadas en la industria farmacéutica, pero que son necesarias para hacer cocaína del cultivo de coca. La necesidad de usar estos productos marca un primer paso en el traslado de la red de narcotráfico un país a otro.

Por ejemplo, Colombia estableció desde hace algunos años severas restricciones al ingreso de precursores químicos que dificultan la producción de la cocaína en el país. Como consecuencia, distintos bandas empezaron a trasladar la coca hacia Argentina, donde los controles a la importación de estas sustancias químicas son casi nulos. Este es uno de los motivos que explican el avance del narcotráfico allí.

La comercialización del producto

Una vez que la red tiene en su poder un cargamento de droga listo para su distribución debe acordar el destino que le dará. Hay tres grandes destinos para la cocaína que se produce en la región: Estados Unidos -donde el consumo de esta droga viene disminuyendo-, Europa -hay un leve incremento- y el mercado interno latinoamericano -donde es más fuerte el aumento del consumo-.

Mientras que el tráfico hacia el norte está dominado por los carteles mexicanos, la droga que transita por distintos países de Sudamérica y termina embarcándose hacia el viejo continente es en su mayoría controlada por grupos colombianos.

En esta trama, Argentina también ocupa un lugar central. Por ser un mercado atractivo para la venta minorista -es uno de los países con mayores niveles de consumo de droga en el hemisferio occidental-, y por su lugar estratégico para el comercio mayorista hacia Europa.

Que el destino de venta de la droga sea uno u otro depende en gran medida de cómo deciden pagar los grupos transnacionales los servicios de protección y distribución que prestan las bandas locales. Un posibilidad es que por custodiar el tránsito desde el norte argentino hasta el océano Atlántico se les pague con droga. Como consecuencia, estas bandas empiezan a venderla en el mercado local.

«Otra posibilidad -dice Garzón- es que grupos locales decidan comprar la cocaína que pasa por su territorio. Entonces, las estructuras transnacionales empiezan a separar una parte para dejarla allí. Esto les conviene, porque el dinero les llega más rápido que cuando tienen que vender el producto en Europa».

La posibilidad de vender en el mercado local se potencia especialmente en momentos en los que aumentan los controles para sacar cargamentos hacia África y el viejo continente. Si bien el precio de la mercancía es menor en la región, los narcos tienen una ventaja, que es la posibilidad de «rebajarla» y hacerla rendir más.

«Parte de la droga que se vende en el mercado local no tiene la misma calidad que la que se exporta -continúa Garzón-. Lo que en Argentina llaman ‘paco’ es una droga rendida: de un kilo de cocaína obtienen en cantidad multiplicada que, aunque cueste menos que en Europa, da mucha ganancia. Por eso los mercados locales son una alternativa cada vez más atractiva para los narcotraficantes».

Que distintas bandas locales empiecen a participar de la venta de drogas crea nuevos conflictos en el territorio. Las disputas por el control del mercado local explican gran parte de la violencia y de los asesinatos que se vienen produciendo en la ciudad argentina de Rosario, en la provincia de Santa Fe.

El investigador del PNUD explica que los estallidos de violencia aparecen cuando se produce un desequilibrio. Por ejemplo, cuando una estructura transnacional empieza a apoyar a una banda local con armas y dinero, para que sea su socia en el territorio. Entonces, otros grupos criminales desatan una guerra para entrar al negocio.

«En esos casos se rompe el equilibrio que existía en una zona donde dos grupos convivían sin mayores niveles de violencia. Lo mismo ocurre cuando la policía decide hacer negocios con una banda y no contra la otra. O si empieza a perseguir a una, y no a la otra», dice Garzón.

«Pero lo que a veces se pierde de vista es que en un contexto de impunidad, donde la autoridad no tiene presencia, la violencia se contagia tanto que a veces ya no se sabe quién termina cometiendo los homicidios», agrega.

Por eso no se puede comprender el accionar de las redes de narcotráfico si no se ve que la complicidad de las autoridades policiales y políticas es indispensable en los distintos eslabones de la cadena. Ya sea para desviar las investigaciones y permitirles a los narcos burlar los controles, para ofrecer protección y poder de fuego en otros casos, e incluso para liderar el proceso.

«Algunas veces las autoridades hacen la vista gorda porque no tienen la capacidad para responder, otras porque reciben sobornos, y a veces porque el crimen organizado logra infiltrarlas. Pero lo más grave es cuando la propia policía es quien maneja el negocio, la que además de ofrecer protección y contactos, provee y distribuye la droga», explica Garzón.

El lavado de dinero

El ciclo está lejos de terminar con la comercialización del producto. Entonces comienza otro proceso, quizás tan largo y complejo como el anterior, en el que las redes criminales tienen que ingresar a la economía legal las cuantiosas ganancias que obtienen del mercado ilegal.

Las razones son conocidas: si una persona empieza súbitamente a realizar gastos millonarios sin tener ninguna actividad laboral conocida se vuelve un blanco fácil de los organismos de control y, como ocurre en muchos casos, termina permitiendo el desbaratamiento de la red.

«Las posibilidades para el lavado de dinero son infinitas -dice Garzón-. Como el sistema bancario ha puesto muchas trabas tratan de participar en actividades no reguladas, como los juegos de azar o las casas de cambio».

«La construcción también es muy utilizada por el narcotráfico. En varias ciudades de América Latina se vive un boom de nuevos edificios con departamento que después nadie compra. Es muy amplia la lista de negocios que aparecen un día y a la semana ya no existen», agrega.

Mediante estas inversiones que podrían parecer irracionales desde el punto de vista de un empresario común, los narcos logran deshacerse del dinero obtenido ilegalmente, y adquirir activos totalmente legales, como puede ser un departamento o un comercio.

Luego, pueden vender esas propiedades, obtener dinero «limpio» y realizar inversiones que incluso les permitan presentarse como empresarios respetables.

 

http://www.infobae.com/2013/11/23/1525925-paso-paso-como-funciona-una-red-narcotrafico